miércoles, 31 de diciembre de 2008

Oda al primer día del año






Lo distinguimos
como
si fuera
un caballito
diferente de todos
los caballos.
Adornamos
su frente
con una cinta,
le ponemos
al cuello cascabeles colorados
y a media noche
vamos a recibirlo
como si fuera
explorador que baja de una estrella.


Pablo Neruda
(1904-1973)


NOTA DE REDACCIÓN:

En previsión ante las posibles alteraciones de conciencia y otros fenómenos psicopatológicos que pudieran afectar a este blogger el día de mañana, publicamos anticipadamente este delicado poema nerudiano. Bienvenido 2009.

martes, 30 de diciembre de 2008

Chau 2008






Lástima que no hubiera uno de mi talla. Me quedaré sin cumplir con esta cábala confiabilísima e infalible para la buena suerte, sobre todo en asuntos referentes a las nobles partes que la prenda cobija. (1) Ante tan magna fecha uno se halla tentado de esbozar promesas, enunciar juramentos, suscribir declaraciones de principios y otros lirismos, pero mejor lo dejamos ahí nomás. Que al menos en esa carencia de buenos deseos, este nuevo año sea diferente. Y a ver cómo nos va este 2009.

Referencia

1. Alvarado F. Comunicación personal, 2008.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Virgen María dio a luz a niño Jesús en Maternidad de Lima









(de Perú 21)

A las 00:10 horas de hoy nació el primer bebé de esta Navidad en el Instituto Nacional Materno Perinatal (ex Maternidad de Lima). Se trata de un varón al que sus padres registraron como Jesús Emanuel. El recién nacido, que vino al mundo por cesárea con un peso tres kilos y 520 gramos, tiene una talla de 49 centímetros y goza de buena salud. Se trata de un nacimiento con connotaciones bíblicas, pues Jesús Emanuel es hijo de Virgen María Huarcaya, de 20 años de edad, natural de Huancavelica, quien se recupera satisfactoriamente. Su padre es Adolfo Jorge Huamaní (24) nacido en Ayacucho, quien es carpintero. Ambos viven en Pamplona Alta, en Villa María del Triunfo.

Virgen María Huarcaya pidió que sus padrinos sean el alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio, y la conductora de televisión Gisela Valcárcel. “Señora Gisela quisiera que sea la madrina de mi hijo, ya que nació en Navidad y yo le tengo mucho aprecio a usted. Ella es muy buena. Ojalá acepte”, señaló la madre de Jesús Emanuel.

NOTA DE REDACCIÓN: 

Como se puede apreciar, esta Virgen María no tiene nada de candorosa ni ingenua. Y después hay gente capaz de negar que Dios sea peruano.



miércoles, 24 de diciembre de 2008

Retorno a la inocencia

 
 
 
 
 
Return To Innocence - MUSICA.COM


No puedo evitar ver este video sin conmoverme.

Seguramente Uds. lo conocen de sobra y han evocado las resonancias carpenterianas de Viaje a la Semilla y las inevitables reminiscencias proustianas de En busca del tiempo perdido (libros ambos que no acabé nunca de leer). De hecho, fueron ya los griegos quienes forjaron los mitos del eterno retorno. Pero, aunque resulte kitsch y obvio, y la letra es bastante ordinaria de por sí, volver al pasado, soñar con la máquina del tiempo como este videoclip hace y revivir nuestra infancia -que es nuestra única patria verdadera-, resucitar la magia inefable de los instantes, deshacer lo hecho, rehacer lo deshecho, es algo que muy íntimamente puede conmovernos. Sobre todo en estas épocas.

O mejor decir, en todas las épocas.

Un cuento de navidad




El paciente llegó sin nadie a la sala de emergencia. Lucía suspicaz y pálido. En el triaje no despegó los labios sino para reiterar “quiero hablar con el médico”, “no hablaré con Usted sino con el médico”. La enfermera no se hizo paltas y pasó la ficha rápidamente al consultorio pero el Dr. X aún no regresaba de su almuerzo en el Muky’s. Mientras el hombre esperaba sentado en una banca vimos que hojeaba un grueso cuaderno que traía cobijado en el sobaco.

̶ Éste soy yo.

El paciente mostró el dibujo de la tapa de su cuaderno. Era un monigote como los que dibujan los niños pero la cabeza, los brazos y las piernas, estaban hechas de alambritos. El hombre fue enfático en afirmar, mientras arrugaba la interconsulta que traía del Hospital Cayetano Heredia, que él mismo estaba hecho de alambres, compuesto totalmente de alambres que no lo dejaban dormir ni vivir.

̶ Éste soy yo –gimoteó otra vez-.




Nos contó que tenía años de tomar pastillas que lo hacían temblar y babear y no le habían ayudado nada. Los alambres seguían adentro de él, jode y jode. Hasta podían jalar la electricidad de los cableados entre los postes y de las líneas subterráneas y entonces los alambres vibraban excitados como miles de alfileres taladrándole las tripas. No sabía cómo habían llegado los filamentos dentro de su cuerpo ni quién los había puesto pero esperaba que no le recetáramos otra vez esas ampollas mensuales que lo torcían porque ningún médico le había explicado nunca cuál era su problema, sólo lo habían tratado como loco y ni siquiera le conversaban. El R1 rasgó discretamente una de las recetas que ya había escrito y la arrugó en una bolita.

El residente del Doctor X se dedicó entonces a escuchar al paciente sin interrumpirlo, parsimoniosamente, empatizando con él, sin prisas, sin mirar el reloj, implementando discretamente el empirismo colaborativo, la alianza terapéutica, percibiendo la remota música límbica del paciente, desplegando todo su arsenal psicoterapéutico y su capacidad persuasiva.

Luego de unos minutos el paciente -deteriorado y empobrecido y aplanado pero convencido-, se bajó diligentemente el pantalón -ante la enfermera- y ofreció su glúteo a la jeringa de Anatensol ®. El Jefe de Emergencia, que venía abotagado del cafetín, lo vio salir del Instituto con una sonrisa diferente, extraña, neotímica en los labios.

En el principio era el Verbo.

Y el Verbo habitó entre nosotros. (1,2)


__________________

Referencias

1. Juan 1: 1.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Algún día también podrían reírse de nosotros






“Partiendo de que la idea de que un zapato, bien ajustado, mejora el pie; de que un corsé, bien confeccionado, mejora la forma del cuerpo; Mariano Cubí y Soler en La frenología regenerada, llegó a la idea de que un instrumento semejante al que emplean los sombrereros para medir la cabeza (compuesto de multitud de tornillos, cada uno correspondiente a un órgano cerebral), aplicado con saber e inteligencia desde la más tierna infancia, permitiría debilitar los órganos demasiado voluminosos y desarrollar los órganos demasiado débiles, mejorando de tal manera la forma y acción del encéfalo. Y esto sería el corsé cefálico, especie de casco con clavijero, en el que los tornillos de presión variable permitirían regular el crecimiento de las protuberancias del cráneo. Cubí y Soler cifraba grandes expectativas en su artilugio al punto de avizorar que llegaría la época, cercana según él, en que el corsé cefálico sería empleado universalmente, prestando así la frenología grandes servicios a la moral y la religión al fortificar el libre albedrío así como los órganos intelectuales y morales.” (1)




Por cierto, no necesitamos remontarnos a las épocas de Ñangué para esbozar una sonrisa. Sino, vean este enlace.

Y avanzando un poco más, como un ejercicio de fututología, se podría copiar y pegar aquí algún párrafo del Stahl o del Nemeroff o del DSM-IV-TR (o alguna de esas "biblias" actuales). Si llegamos a los 60 o 70 u 80 años, vamos a sonreír sin duda revisando tales "disparates".

Por eso no podemos juzgar la ciencia desde un punto de vista anacrónico, pero es necesario, imprescindible, conocer la historia de nuestro quehacer e incorporarla a nuestro bagaje intelectual. ¿Quién dijo que quien no conoce la historia está condenado a repetirla?



Referencias

1.Postel J, Quetel C. Historia de la Psiquiatría. FCE. México, 1993.

viernes, 19 de diciembre de 2008

En la ciudad de la "eterna" "primavera"








Ahora que estoy de "vaca" (no por la cornamenta ni por la fina estampa, sino por las vacaciones), he tornado a Trujillo, mi lar natal (y por ello he espaciado las entradas en el blog). Sin embargo, más que a la ciudad en sí, yo he vuelto añorante al hogar paterno, al nutricio seno donde nació, a precocísima edad, mi acendrada vocación por la terapia familiar: y es que yo ejercí tan temprana, tan hercúleamente y en mi propia familia dicha terapia que al residentado, y para este específico tema, ya llegué totally burned out. Abusando de las resonancias semánticas, diría que hablarme de terapia familiar es como mentar la soga en casa del ahorcado (sirva además esto como invitación al divertido juego del ahorcado en la parte final del blog).

Dudé al pergeñar el título de esta entrada: ¿las comillas debían orlar a "eterna" o a "primavera"? Recuerdo que cuando era niño yo anhelaba ver brotar las flores a través del cemento de las veredas o de la azotea en la casa donde vivía. Pero no llegué a ver esto jamás. Tuve pues que devolver la leyenda que me había tragado. La primavera en la ciudad de la eterna primavera no es, no era así. En realidad sólo podía percibirse en el clima trujillano una media tinta perenne, el peruanísimo "ni chicha ni limonada" que tan bien define el alma nuestra; o sea, sí era "eterna" pero no era primavera, y los chispazos de primavera que sucedían en mi ciudad, eran eso, chispazos solamente, chisporroteos, chispoteadas.

Por supuesto no sé ni me gusta bailar marinera -otro manido tópico de la trujillanidad-. Aunque, de intentarlo, podría hacerlo y no tan mal, dada mi proclividad a la bufonada. Pero bailar marinera tiene un no sé qué de necrofílico que no me entusiasma. La marinera es un baile muerto: se aprende en academias, no espontáneamente en los bailes domésticos. Y nadie se viste con esos disparatados trajes en ningún lugar.

Y es que obviamente la ciudad de uno no puede ser un "lugar turístico". Esto lo es sólo para los otros. Trujillo no es una ciudad bonita ni fea, es simplemente mi ciudad. El lugar donde forjé mis más grandes ilusiones -para luego tasajearlas en pequeñas tajaditas de desilusión-. El lugar donde papá y mamá se estrellaron una tarde, donde aprendí a leer y escribir, donde se levantará mi estatua ecuestre, el lugar de mi primer libro, de mi primera bronca (mentira, nunca me peleé), mi primer amor, mi primer burdel.

Para no defrudar a los aficionados y amigos anhelantes de postales turísticas a los que me debo, he aquí el afamado balneario de Huanchaco, (estoy seguro que sabrán atesorar el valor artístico de la fotografía, el mágico matiz dorado de la arena y su finísima granulación).






(Por cierto, estaba olvidando que en el primer recuadro se aprecia a la sagrada familia rodeada de frutas y verduras en la refrigeradora hogareña, añosa como mi hermano mayor).

miércoles, 17 de diciembre de 2008

El efecto de la música country en el suicidio; amor y sexo con robots; preferencias estéticas de las gallinas y otras rarezas así...









«The Effect of Country Music on Suicide»

De acuerdo a S. Stack y J. Gundlach de Wayne State University y Auburn University (E.U.A), a mayor tiempo que se difunda la música country por la radio, mayor es la tasa urbana de suicidios entre individuos de raza blanca. De acuerdo a los autores, hipotéticamente este género musical fomentaría el ánimo depresivo debido a que sus letras abordan problemas comunes a la población en riesgo suicida tales como la discordia conyugal, el abuso de alcohol y las penurias laborales. Los resultados de un análisis de regresión múltiple de 49 áreas metropolitanas mostraron que a mayor tiempo de difusión de música country por las radioemisoras, mayor era la tasa de suicidos entre personas de raza blanca. Además encontraron que este hallazgo era independiente del nivel socioeconómico, estado civil y disponibilidad de armas de fuego. La existencia de una subcultura ligada a la música country probablemente reforzaría el vínculo entre este género musical y el suicidio. Según los autores, su modelo estadístico podría explicar hasta el 51% de los suicidios estudiados.


NOTA DE REDACCIÓN:
He aquí un nuevo acicate para la investigación (aunque en la institución rectora de la salud mental, de hecho, no necesitamos más alicientes; pero, pensándolo bien, otro día menos de trabajo como los viernes, no sería mala idea, eh). Faltaría incluir, entre las múltibles variables a cruzar en los estudios epidemiológicos de nuestra alma mater, el tipo de música que escuchan los encuestados. (Cómo no se nos había ocurrido).

El resto de estudios y otras extravagancias de distinta índole en este muy recomendable enlace.

Un texto de Reinaldo Arenas



ENTREMESES

El hombre
es un engendro deplorable
pues teniendo alma, tiene, no obstante
un horario de ocho horas
cosa que no tiene el discriminado
animal.

El hombre
es realmente un amasijo espantoso
pues viviendo sólo para ser libre
no puede siquiera dejar el sitio
que más aborrece, cosa que bien
puede hacer la bestia más
torpe.

El hombre
es indiscutiblemente una calamidad diabólica
pues sabiéndose mortal, que ha de envejecer
que será pasto de gusanos y luego polvo
cosa que, dicen, ignoran todas las bestias,
tiene sin embargo que buscarse (y con
cuánto afán) día a día el sustento
como los demás animales
aunque con más
dificul-
tad.

El hombre
es realmente un producto del maquiavelismo
mayor, pues sabiendo que existe el infinito
es el único ser que se sabe
finito.

El hombre
es de todas las alimañas la más aborrecible,
pues convencido de que para todo
existe la irrevocable muerte,
mata.

El hombre
es de todas las calamidades la más lamentable,
pues habiendo inventado el amor se desen-
vuelve en el plano de la
hipocresía.

El hombre,
es de todos los bichos el más asqueroso,
pues produciendo las mismas escorias que
el resto de las demás bestias, aunque más
hediondas, construye bóvedas y tapiados
recintos para
guardarlas.

El hombre
es realmente algo que merece nuestro
más profundo estupor, pues sabiendo
que más allá de la muerte está
la muerte no cesa de pro-
mulgar resoluciones
que restringen su
efímera
vida.

El hombre es de todos los monstruos el que hay que tratar
con más recelo, pues aunque su inteligencia
no le sirve para superar su condición
monstruosa sí le ayuda a
perfeccionarla.

El hombre
es sin duda la más alarmante de todas las invenciones:
hecho para la meditación, no llega jamás a una
conclusión definitiva que lo salve. Hecho
para el placer, persigue y condena
todo aquello que pudiera
proporcionárselo.

El hombre
es realmente algo que merece
nuestro repudio más minucioso:
habiendo padecido todas
las calamidades
no hace sino
repetirse.

Pero
el hombre contemporáneo, el más viejo hasta ahora conocido,
es un engendro más abominable y lastimoso, pues percibiendo
los mismos deseos y las mismas sensaciones que el pagano
carga con los inhumanos andariveles
del cristianismo. Y del mar-
xismo aun cuando le pese,
es decir, aun cuando no
crea en Dios ni haya
leído a Carlos
Marx.

Ah, el hombre,
algo dudoso y ridículo que merece
nuestra más desconfiada observación:
habiendo inventado a Dios, la filosofía,
y otros crímenes citables
se ve obligado a entrar en su cabaña
pues un mosquito ronronea ante su
nariz.


Reinaldo Arenas (no, no el actor peruano reencarnación oficial de Túpac Amaru), fue un escritor cubano nacido en 1943. Participante de la revolución cubana, fue luego perseguido por ésta -llegando a purgar carcelería- a raíz de su postura disidente y su homosexualidad expresa. Salió expulsado de la isla en 1980 y se estableció en Nueva York donde contrajo el VIH en 1987. Murió por voluntad propia en 1990.

El año 2000, Javier Bardem actuó en el papel del malogrado escritor en la película basada en su autobiografía Antes que anochezca (Before Night Falls) y resultó nominado al Óscar a Mejor Actor el año 2001.

El texto es extraído de su novela Otra vez el mar (1982).

sábado, 13 de diciembre de 2008

Laura Bozzo afirma que quiere adoptar a joven que intentó suicidarse









(de RPP y Diario Ajá, 7 y 8.12.2008)

Tras conocer la dramática historia de Aracely Cabezas Tello, quien intentó suicidarse el viernes pasado al tirarse de un acantilado de 70 metros de altura en la Costa Verde (junto a Larcomar), la polémica Laura Bozzo aseguró que quiere adoptar a la joven para que ella misma pueda velar por su debido cuidado psicológico.

Aracely es una muchacha huancaína de 19 años, huérfana de padre y madre, que fue traída por tíos suyos a la capital para trabajar como su empleada doméstica. Personal de serenazgo de Miraflores reportó que el día anterior ya había sido hallada rondando los acantilados pero fue disuadida de su propósito de lanzarse y remitida a su domicilio. Sin embargo, ante los múltiples maltratos recibidos por parte de estos parientes y la imposibilidad de retornar a su tierra natal, Aracely decidió acabar con sus días y en su reiterado intento sufrió distintas lesiones corporales que obligaron a su traslado al Hospital Casimiro Ulloa.

Es así como la una vez conocida "abogada de los pobres" se acercó ayer al hospital Larco Herrera adonde fue evacuada Aracely luego de ser físicamente estabilizada, pero no pudo llevársela debido a que los doctores del nosocomio se lo impidieron.

"Aracely está deprimida y no loca. Necesita un tratamiento sicológico y no estar en un sanatorio adonde la llevaron luego de que intentara suicidarse por el maltrato físico que sufre al lado de sus tíos. Ella es huérfana, tiene 19 años como mi hija Alejandra y estoy dispuesta a adoptarla", dijo Bozzo.

"Todo me parece extraño. A los que deben recluir en un lugar como el Larco Herrera son a los tíos y no a una joven que ha sufrido tanto. Estuve en el hospital y el doctor me dijo que están esperando alguna orden de sus familiares para saber si le dan de alta y que legalmente no puedo adoptarla. Pareciera que me discriminan por ser figura pública, pero yo sólo quiero hacerme cargo de ella", añadió, según un diario local.



NOTA DE REDACCIÓN:

Encomiable y digna de todos los ditirambos posibles la actitud altruista de la Doctora Bozzo y atinadas como siempre sus declaraciones. Si las estrellas del jet set internacional adoptan huérfanos tercermundistas, ¿por qué las luminarias del Chollywood nuestro no podrían adoptar suicidas, que también existen en buena cantidad? Ése es el ingenio peruano, caracho, que le pasen la voz al responsable que ya hay madrina para el Programa de Prevención del Suicidio.







viernes, 12 de diciembre de 2008

Los lentes oscuros de Yuvixsa Yahayra








Seguramente no reune adecuada sensibilidad ni especificidad para constituir un signo fiable y patognomónico -de hecho, ¿hay algún signo así en psiquiatría?-, digo, un signo patognomónico de personalidad histérica la presencia de lentes oscuros adosados sobre la frente del usuario /usuaria, en un día nublado y sin atisbos de un sólo rayito de sol. Obviamente, a más exagerado el porte de las gafas, es probable haya mayor asociación a tales rasgos, y si existen además los "signos" de aretes tipo "adorno-de-árbol-de-navidad" (tambien hay "collares-tipo-luces-de-árbol"), el signo de la cabellera flamígera que relumbra a una cuadra, los senos-en- repisa, alguna prenda de vestir de tela imitación de piel de leopardo, etc. seguramente la especificidad y sensibilidad podría discretamente incrementarse.

Recordemos lo que Jaspers acota respecto a las personalidades histéricas: "...un rasgo básico: en lugar de contentarse con las disposiciones dadas y con las posibilidades de vida, la personalidad histérica tiene necesidad de aparecer ante sí y ante los otros como más de lo que es (...) En lugar del vivenciar originario, legítimo, con su expresión natural, aparece un vivenciar forzado, fabricado, teatral; pero no "fabricado" conscientemente, sino con la capacidad (el don propiamente histérico) de vivir del todo en el propio teatro, de estar allí por completo en el momento, por tanto, con la apariencia de lo legítimo. (...) A la personalidad histérica, finalmente, por decirlo así, se le ha perdido el núcleo por completo; consiste sólo en cáscaras variables. Un espectáculo sucede al otro. Como no encuentra nada en sí, lo busca todo fuera de sí". (1)

Ya se ha observado (desde el punto de vista etológico y antropológico) que el uso de lentes oscuros hace que la cara parezca aún más "agresiva" porque aumenta artificial y accidentalmente la fuerza de su mirada (como una "supermirada"). (2) También puede estar implicado el desplazamiento del interlocutor a una "otredad" subordinada ("yo te veo pero tú no", y si los ojos son "las ventanas del alma" yo accedo a ti pero no tu a mí, etc.) Pero aquí debe notarse que nuestros pacientes histéricos no usan los lentes oscuros, sino que los exhiben sobre su frente, como una mirada alternativa, no amenazante, sino más bien engreída, distinguida, "mira esta tiara, esta coronita que yo tengo." Son lentes para la frente, no para los ojos.

Por supuesto, nunca bastará la mera observación de este signo sino que se debe complementar con una fina anamnesis, no vaya a ser que la persona use las gafas oscuras no por esnobismo sino por razones estrictamente médicas, estando inclusive desposeída del histrionismo más mínimo.(3) Pero, repetimos, el histérico tendría el "signo" de los lentes oscuros en la frente.

Otro aspecto que empíricamente ha llamado la atención de varios colegas es la asociación de personalidades del cluster B con nombres de pila plagados de letras K, X, Y, Z, H -sobre todo intermedia o final-, doble S, fonema SH, H aspirada, y otras rimbombancias de oropel que parecen no pertenecer a ningún idioma conocido. El énfasis de estos disfuerzos apelativos es visual, pues la pronunciación muchas veces no permite el lucimiento de tales artificios. Otra variable a considerar aquí es que por lo general uno no escoge sus nombres sino la madre o el padre. Ergo, nuevamente la interacción nature-nurture. Uno de esos nombrecitos, caray, como que a uno lo marca, ¿no, Zhoraya Zuleykha?

Confiamos en que la unidad de investigación en psicopatología de la institución rectora de la salud mental en nuestro medio, acogerá estos proyectos que pronto presentaremos. (Claro, si hay sitio entre tan vasta e inabarcable producción...) ¡Agárrate, Yosselhyn Yadhira, que vamos rumbo a la internacionalización!

Referencias

1. Jaspers K. Psicopatología general. FCE. México, 2001.

2. Morris D. El mono desnudo. Plaza & Janés. Barcelona, 1973.

3. Stucchi S. Comunicación personal, 2008.

jueves, 11 de diciembre de 2008

El enemigo secreto








Por estas fechas navideñas se traman a diestra y siniestra, en centros de estudio y de trabajo, los así llamados juegos "del amigo secreto". Consisten ellos -algunas veces heme visto implicado- en que, sorteados los participantes, deben luego remitirse misivas y regalitos anónimos, tarjetitas y golosinas, fruslerías y expresiones de camaradería y buenos deseos. Al final, remata la costumbre en el "intercambio de regalos", donde los participantes repiten sus espontáneas expresiones de asombro y regocijo al recibir las sorpresivas cajitas de chocolates y los inéditos, novedosísimos peluches -también existe una variante más crematística, donde previamente se tiene que publicar la lista de regalos apetecidos por cada uno e incluso fijar un precio mínimo, o sea, no sé si entiendes, eres mi amigo pero cómprame esto que yo quiero, ¿ok?-.

Lástima que no se introduzcan variantes al jueguito de marras, aunque sea por un añito. Y en vez de impostar trilladas frases de concordia y simpatía, se abran las compuertas del rencor y la inquina, se sinceren las tarjetitas con frases viscerales y lapidarias en vez de fingir o exagerar lo que no se siente, y se dé rienda suelta al agridulce y auténtico sabor de los afectos o al amargo regusto de las heridas supurantes en regalos inimaginables, imprevisibles. Será porque la gente / se quiere mucho / el día de navidad // ¿No?

Pero al menos una vez, una sola vez, qué divertido y catártico sería jugar al juego del enemigo secreto...



martes, 9 de diciembre de 2008

Música límbica








Bello e inspirador, empezando por su propio título, el hallazgo en el Manual de Psiquiatría en Hospitales Generales (del Massachusetts General Hospital) de un capítulo intitulado Música Límbica, cuyo autor es el psiquiatra George B. Murray. De allí nos permitimos glosar:

“Por diversas razones no es frecuente que se mencione al sistema límbico. En primer lugar, es difícil acceder al sistema límbico dentro del cerebro; hay que atravesar mucha corteza para alcanzarlo. Segundo, el sistema límbico no es una estructura netamente diferenciada, hasta el punto de que algunos, como Brodal, opinan que no existe como sistema propiamente dicho. Una tercera razón, detectable en comentarios casuales, aunque no suele decirse abiertamente, es que el sistema límbico no favorece las “funciones superiores”, sino que se asocia a vías mediadoras de las funciones inferiores del ser humano. Los más académicos no se enorgullecen de los músculos que les permiten jugar al fútbol, sino de sus funciones más elevadas, de ahí que no suelan considerar el estudio de las “funciones inferiores” como una tarea especialmente digna, limpia, intelectual y liberadora".

(…)

"Me atrevo a afirmar que el sistema límbico es una clave parcial para comprender la fusión mente-cerebro o mente-cuerpo. De forma cartesiana, puede considerarse que el sistema límbico es en parte mente y en parte cuerpo".

(…)

"A menudo el intelecto humano no es formalmente consciente de lo que está sucediendo en su interior. (...) La conducta a menudo nos habla del estado interno de otro o de nosotros mismos. Por ejemplo, los perros tienen un “limbicómetro” visible, la cola. Si un perro mueve o no la cola, así como el ritmo y la intensidad con que lo hace, nos indica sus sentimientos".

"Probablemente lo más parecido a un limbicómetro en los humanos sea la sonrisa. Una sonrisa es el reconocimiento límbico de la realidad antes de su plena comprensión por la inteligencia (neocórtex). Cuando alguien sonríe, si se le pregunta por qué lo hace, a menudo no sabrá especificar el motivo o dará una respuesta intelectual no derivada de la presente sonrisa-realidad".



 




(…)

"El sistema límbico interviene en la motivación, la atención, la emoción y la memoria. Podemos estudiarlo desde una perspectiva animal o humana. En forma desdeñosa, se habla a menudo del sistema límbico como el mediador de las funciones más básicas, miedo, comida, lucha y fornicación (las cuatro FF del inglés,
fear, food, fight y fornication). Ésta es una visión desde las cimas del Olimpo de la corteza cerebral. Una formulación más noble es considerar al sistema límbico como mediador del rol de género, la territorialidad y los vínculos. Por ejemplo, en lo relativo a la territorialidad, el sistema límbico sirve como vehículo a los sentimientos hacia la familia, los derechos, los “no pisar el césped” y otras áreas con algún componente espacial o de relación. Respecto a los vínculos, el sistema límbico es mediador de la forma en que nos vinculamos a la esposa, la familia, el padre, la patria, la bandera o la religión; en suma, tiene que ver con la lealtad. De ser cierto lo anterior, la mayoría de las acciones cotidianas ya han sido configuradas por el sistema límbico antes de hacer una operación de intelectualización neocortical y los tres elementos citados constituyen gran parte del trabajo del psiquiatra".

"El neocórtex, con el área de Broca, es el sustrato de la letra o de las palabras que acompañan a los pensamientos y sentimientos. El sistema límbico no tiene área de Broca, carece de palabras, pero es el locus de la música de los afectos".

Finalmente Murray, plantea algunas conclusiones a su hermoso capítulo:


- "El sistema límbico puede ayudar a comprender el así llamado hiato entre mente y cuerpo.

- La materia sustancial de la psiquiatría clínica está primariamente mediada por el sistema límbico y no por las estructuras no-sensoriales del neocórtex.

- Música límbica es un término que denota el “sentimiento en crudo”, existencial y clínico, que emana del paciente. Es una interpretación más auténtica del estado clínico del paciente que el lenguaje hablado. La música límbica nunca miente".

Hasta aquí la larga parrafada de Murray.






Hay una cifra desopilante y que siempre conviene mencionar a los que nos iniciamos en este quehacer: ¿Cuál es el porcentaje de la actividad cerebral humana que es racional, consciente y voluntaria? Respuesta: ¿cincuenta, treinta, veinte, diez...?

No. Nada de eso. No se pasen. La respuesta es sólo el dos por ciento (¡sí, el 2%!). (2) Pero nos hemos acostumbrado a magnificar, a sobrevalorar nuestro delgadísimo córtex y a ignorar todas las estructuras subyacentes como si fueran sólo un relleno de aserrín para que el encéfalo sea así, redondito, abombadito.

El trabajo pendiente es aprender a escuchar esa música límbica en nuestros pacientes. ¡Pero sobre todo en nosotros mismos!



Referencias


1. Cassem NH, Stern TA, Rosenbaum JF, Jellinek MS. Manual de psiquiatría en hospitales generales. 4a ed. Harcourt Brace, 1998. (La 5a edición es del 2004).

2. Gazzaniga MS. The mind's past. California University Press, 1998. 

Dos expectativas, una desilusión










Suelo comentar con colegas y amigos cercanos cómo es que llegué, hace ya algunos años, a la Ciudad de los Reyes entonando con candorosa voz los versos del vals El Provinciano: "Las locas ilusiones / me sacaron de mi pueblo / y abandoné mi casa / para ver la capital. // Cómo recuerdo el día / feliz de mi partida / sin reparar en nada / de mi tierra me alejé." (Inmejorable letra de Laureano Martínez Smart).

Esas locas ilusiones eran, por cierto, nacer, crecer y formarme como psiquiatra en un reputadísimo centro de salud mental cuyo nombre, bombástico y compuesto por dos epónimos, predisponía a la fascinación y a la reverencia alelada. La imagen mental que albergaba de mi nueva alma mater era análoga a la que un joven médico, que aspira a ser oncólogo, ha labrado del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN), o la que un novel aprendiz de pediatra tiene, por ejemplo, del prestigio y nombradía del Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN). Así imaginábame yo, a mi vez, incorporándome a una colmena hirviente de actividad asistencial, docente e investigadora, con equipos especializados en cada patología psiquiátrica, donde faltase el tiempo para tantos quehaceres al lado de los pacientes y para los múltiples seminarios y cursos, donde la tutoría de los residentes ocupase un lugar preeminente para guiarnos por los meandros de la psicopatología o para rescatarnos cuando estuviésemos a punto de zozobrar al asomarnos a nuestras propias simas. Y no sólo eso, soñaba además con una comunión de maestros y pupilos inclusive más allá de lo estrictamente académico, como una celebración del quehacer psiquiátrico y de la vocación psicoterapéutica, todos inflamados por el eros pedagógico en un nutrido intercambio de experiencias, de ideas, de proyectos, de hallazgos, de utopías, de ucronías...

El hecho prosaico es que me incorporé a la institución rectora de la salud mental en nuestro país, desarrollé la residencia médica durante tres años y, oh, paradojas del destino, me quedé allí. No como paciente, por suerte, (¿o sí pero no lo he advertido?), sino a ejercer mi especialidad recién estrenada (continuando obviamente la formación, pues no se acaba ésta con el dichoso cartón). Sin embargo, no puedo soslayar el pensamiento de que hubiera preferido no quedarme a trabajar allí si a cambio hubiese llegado, aunque sea por sólo tres años, a la magnífica institución que yo ilusamente soñé.

La otra expectativa con que llegué a Lima fue visitar las afamadas ferias del libro viejo en la Avenida Grau (en provincias no había ni hay nada parecido). Llegado al lugar se me cayó el alma al suelo pues todo el lugar estaba vacío. Me dijeron que habían sido trasladados todos los comerciantes al Jirón Amazonas y para allá fui, anhelante, acezante, y encontré esa especie de paraíso: decenas de stands repletos de miles y miles de libros. En aquella época se hizo habitual para mí salir de la residencia al empezar la tarde y fugar a Amazonas a husmear entre libros anodinos y polvorientos y apolillados hasta encontrar la joya inesperada, el manantial oculto que recompensase la exploración para reiniciarla más allá otra vez.






Por eso, me llama a pasmo cuando escucho de personas conocidas y amigas, limeños de pura cepa, que desconocen el lugar o lo reputan impresentable, abominable, casi una sucursal del infierno -sin poder siquiera señalarlo con el dedo en un plano, al igual que ese otro paraíso de bibliófilos, el Jirón Quilca-. Honorio Delgado estipulaba que un hombre medianamente culto debía haber leído El Quijote no menos de tres veces (1) -y no decía psiquiatra medianamente culto, sino hombre medianamente culto-. Si pretendemos ser conocedores del alma humana y no sólo dispensadores de píldoras; si ansiamos suscribir la frase de Terencio: "Homo sum, nihil humanum a me alienum puto" (no, no significa que uno sea un puto alienado, sino: humano soy, nada de lo humano me es ajeno); si queremos eso, no podemos privarnos del inacabable placer de los libros (y por libros no me refiero al DSM-IV y textos de la especialidad solamente, es obvio).

Ese provincianito, que llegó encandilado a la capital con dos ilusiones en su alforja, es ahora un provincianito que mantiene al menos una incólume y lozana, la ilusión nunca traicionada de la lectura. Por eso cuando el vallisoletano Miguel Delibes habla de "el acto íntimo y silencioso de desflorar un libro" (2), no deja más que decir.




Referencias


1. Delgado H. El médico, la medicina y el alma. UPCH. Lima, 1992.

2. Delibes M. El hereje. Editorial Destino. Barcelona, s/f.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Musuq Paqari Wasi











Musuq Paqari Wasi es una expresión quechua que traducida al castellano significa aproximadamente "Casa del nuevo amanecer." Este es el nombre escogido para el pujante centro de salud mental que la Comisión Arquidiocesana de Ayacucho ha constituído hace pocos años y a donde recientemente retornamos para brindar atención a pacientes de la bella y adolorida ciudad de Huamanga. En Musuq Paqari Wasi cada mes se constituyen médicos especialistas en psiquiatría con el fin de proveer cuidados a la población más necesitada de esta región, víctima de luengos años de violencia, pero también víctima de la indiferencia de autoridades y, hasta cierto punto, de la sociedad en general.



Ignoramos las razones que impiden a la institución rectora de la salud mental en nuestro medio la firma de un convenio con la Comisión Arquidiocesana de Salud Mental de Huamanga -convenio propuesto y encarpetado por sucesivos directores institucionales-. Tampoco hay un convenio con las universidades que permita proveer de recursos humanos a esta valiosa iniciativa, que no sólo favorecería a la población ayacuchana sino al mismo personal en formación, pues tendría la oportunidad de conocer vastos segmentos de la realidad de salud mental, desatendidos usualmente en los programas educativos diseñados en la urbe capitalina.

Por ello, hasta la fecha, la participación de psiquiatras y médicos residentes se ha circunscrito a iniciativas personales, entusiastas y altruistas, dado que no se percibe emolumento alguno (excepto la cobertura de los gastos a manera de viáticos), pero la posibilidad de servir a nuestra gente, aprender humildemente de ella y de su inmenso dolor y su denodada resistencia, es una experiencia inolvidable y humanamente muy enriquecedora. Todo ello en el marco inefable de la belleza natural y arquitectónica de la ciudad y la calidez grata y acogedora de su pueblo.







A sólo ocho horas de la capital y nuestras apoltronadas vidas, Huamanga es una invitación ineludible. Su altura es de 2760 metros (similar a Cajamarca) y el clima es agradable y templado. Se llega fácilmente por una vía totalmente asfaltada que al serpentear entre las cumbres nos permitirá otear, maravillados, sobre las nieves el despertar del sol. Vamos, a la espera de nuestro pronto arribo está la Casa del Nuevo Amanecer (*).






(*) Interesados en colaborar, sírvanse escribir al correo electrónico annemusuq@yahoo.com o llamar al 966 716270 (dirigirse a Hermana Antonnette Carbon, religiosa filipina, encargada del proyecto).


viernes, 5 de diciembre de 2008

"Morgellons": ¿una enfermedad que se contagia por internet?










Existen 380 000 enlaces de internet relacionados con el tema y 13 000 familias registradas en los Estados Unidos de Norteamérica por sufrir alguno de sus miembros de esta "enfermedad" (1) Los signos y síntomas descritos abarcan diversas y variopintas lesiones en la piel de donde se dice emergen diminutas fibras refulgentes ante la luz polarizada (véase fotos, tomadas de aquí); además se han reportado sensaciones lancinantes o de escozor en partes distintas del cuerpo (tipo formicación); malestares corporales difusos, de índole miálgica, artrálgica y hasta plena sensación de fatiga generalizada; además de problemas de concentración, de agudeza visual y hasta flexión anímica.








Todo empezó el año 2002 cuando una mujer americana, Mery Leitao (de profesión bióloga), refirió haber descubierto lesiones excoriativas en la piel de su hijo, que no mejoraban ante los tratamientos convencionales instaurados por distintos médicos, quienes más bien consideraban que la situación podía tratarse de un Trastorno facticio por poderes. Ella, en unión a su esposo, médico de profesión, mantuvieron la inquietud por el problema y constituyeron una fundación (1) para el estudio e investigación al respecto, escogiendo para el supuesto padecimiento el nombre de "Morgellons", tomado de una antigua descripción (1674) de Thomas Browne, sobre una extraña enfermedad infantil que ocasionaba la aparición de peculiares vellos en los que la padecían.

Actualmente, no se ha aclarado aún la naturaleza de esta Dermopatía inexplicada, como es denominada por los Centers for Disease Control and Prevention de los Estados Unidos de Norteamérica. Instituciones tan acreditadas como la Clínica Mayo abordan el tema. Las más aventuradas hipótesis sobre la etiología de esta inédita dermopatía se explayan en virus, bacterias (2) como Stenotrophomonas maltophila o Borrelia burgdorferi, priones e inclusive se especula sobre minúsculos seres alienígenas parasitando a las inermes víctimas humanas (aunque perros y gatos serían víctimas también del Mal de Morgellons). Los puntos de vista más conservadores (véase aquí) pretenden circunscribir la enfermedad de Morgellons a un Trastorno Delusional Somático (Síndrome de Ekbom) en algunos pacientes y, en la mayoría de los otros, aducen, se trataría de una epidemia histérica de cuadros somatomorfos o hasta facticios. Se ha afirmado que la World Wide Web es el caldo de cultivo de una especie de delusión (o sugestión) masiva y que el mal de Morgellons constituiría, por tanto, una enfermedad socialmente trasmitida mediante internet. (3)

En nuestro medio no existen, hasta donde alcanza nuestro conocimiento, reportes sobre esta dolencia. Reconocidos internetófilos de nuestro terruño se han mostrado dispuestos a la autoexperimentación en aras de profundizar en la comprensión de este mal. (4) Seguiremos informando...



jueves, 4 de diciembre de 2008

Tres poemas de Su Tung-P'o













CUANTO MÁS FLOJO ES EL VINO




Cuanto más flojo es el vino, más fácil
Resulta beber dos copas. Cuanto
Más fina es la tela, más fácil resulta
Llevarla doble. Fealdad y belleza
Son opuestos, pero, cuando estás bebido,
Una vale tanto como la otra. Con
Los años las esposas feas y las concubinas
Quisquillosas cada vez se parecen
Más. Si quieres cumplir tus fines, vive
En el anonimato. Sigue el consejo
De tu sentido común. Aléjate de la Cámara
Imperial de Audiencias, del Salón
Florido Oriental, del polvo de los tiempos
Y del viento del Paso Septentrional.
Cien años son mucho tiempo, pero al final
Llegan a transcurrir. Entretanto, no
Es un mayor logro ser un cadáver rico o pobre.
Para conservar los cadáveres de los
Muertos ilustres, se les colocan en la boca
Joyas de jade o perla. De nada les
Sirven, pero, al cabo de mil años, caen en
Manos de los ladrones de sus tumbas.
En cambio, la literatura lleva aparejada su
Propia recompensa. Por fortuna,
Los necios no le prestan gran atención.
La posibilidad de un chanchullo
Los hace enrojecer de alegría. Los
Hombres buenos son sus propios
Enemigos. El vino es el mejor premio
Al mérito. En todo el mundo,
El bien y el mal, la alegría y la pena
Tan sólo son aspectos del Vacío.








LUNA, FLORES, HOMBRE

Alzo la copa e invito a la
Luna a bajar del cielo.
Espero que me acepte. Alzo
La copa y pido a las ramas,
Cargadas de flores, que beban
Conmigo. Les deseo larga
Vida y prometo no cortarlas
Jamás. En compañía de la
Luna y las flores, me embriago
Y ninguno de nosotros
Se preocupa de nada. ¿Cuántos
Comprenderán nuestro
gozo? Tengo el vino, la luna y las
Flores. ¿Acaso necesito
Otros compañeros para beber?







FIN DE AÑO

Anochecer. Las nubes se dispersan
Y esfuman. El cielo está puro y frío. El
Río del Cielo gira en la Bóveda
De jade. Si esta noche no disfruto de la
Vida al máximo, el mes que viene,
El año que viene, ¿quién sabe dónde estaré?












Referencia

1. Rexroth K. Cien poemas chinos. Trad. de C. Manzano. Lumen. Barcelona, 2001.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Pinel ha vuelto




Y ha vuelto para sujetar a los pacientes manicomiales, a sus bienamados orates. Después de liberarlos en el Hospital de Bicetre (el cuadro es de Muller, alrededor de 1840, y es poco conocido)



y luego en La Salpetriere en la época de la Revolución Francesa (en la pintura mucho más popular, de Robert-Fleury, de 1882)...



Ha vuelto, sí señor, Philippe Pinel (1745-1826) ha regresado y ahora recargado, sofisticado y perfeccionado para volver a aplicar sujeción y amarra a todos los pacientes psiquiátricos que los psiquiatras crean conveniente (y, sobre todo, las enfermeras psiquiátricas que son las más amarradoras, aún sin prescripción médica -y aunque no se haya investigado adecuadamente este tema-) (1). Pero ahora la amarrada ya no es a lo bestia sino con estilo, ¿ven?







Ya no esas anticuadas muqueñeras que estrangulan y laceran la piel de nuestros clientes vesánicos, nunca más las tobilleras de tocuyo que demandan tanto tiempo para ser aseguradas convenientemente con aquellos enrevesados nudos marineros. Ahora la empresa Pinel Medical ("The one system that handles ALL restraint conditions") nos ofrece artilugios innovadores para los avatares de la contención física de pacientes violentos, pegalones y faltosos.

De hecho, estos novedosos dispositivos de sujeción (siempre el último y penoso recurso de todas las intervenciones psiquiátricas) facilitarían el trabajo puesto que es imprescindible que el proceso de sujección mecánica sea lo más breve posible. Ya se ha demostrado que la aplicación de la sujeción mecánica constituye el periodo de mayor riesgo de agresión y violencia interpersonal, además de ser el generador de mayor estrés para el paciente que lo sufre. (2)

(Indudablemente, la institución rectora de la salud mental en nuestro medio debe ya encontrarse a punto de implementar esta tecnología -si es que no lo ha hecho ya-, como complemento, claro está, a su innovador protocolo de sujeción mecánica que a estas alturas debe hallarse "en prensa" para el próximo número de Anales de Salud Mental. Anhelosos aguardamos ser los primeros en la cola para hojear el flamante ejemplar).

Aunque las pinturas son bonitas y aureolan a Pinel de un velo romántico, graficándolo en el acto material de liberar de las cadenas a los alienados, no son sino parte de una leyenda originada desde Francia, cómo no, pues era el centro neurálgico del desarrollo intelectual y médico en el siglo XIX. De hecho, Pinel nunca se atribuyó la primacía del hecho. Más bien reconocía que la responsabilidad de la supresión de las cadenas fue de un perspicaz vigilante del hospital de Bicetre, Jean-Baptiste Pussin, en el año 1797, cuando Pinel ya no era director de Bicetre sino de La Salpetriere. Luego Pinel imitó el gesto de Pussin en La Salpetriere, pero ya iniciado el siglo XIX.






En su famoso Traite Medico-philosophique de l'Alienation Mentale (1801), Pinel no da relevancia al hecho y lo considera prácticamente trivial. Por siempre a los alienados se les había puesto y quitado las cadenas. No había en ello nada que mereciera la gloria eterna. (3)

Para mayor rigor histórico, se relieva actualmente, entre otras, la figura de Vincenzo Chiarugi (1759-1820), nacido en lo que es Italia hoy, y que en 1789 (antes que Pinel) implementó su Rigolamento (reglamento hospitalario) para el Hospital de San Bonifacio, del que era director. En él, proveía a los pacientes mentalmente insanos (en esa época no se hablaba de pacientes psiquiátricos) de cuidados humanitarios y dignos, incluyendo estándares de higiene, alimentación, recreación y actividades ocupacionales. (4)






A los psiquiatras nos cabe la potestad trascendental de privar a personas de su libertad por causa de una enfermedad mental (léase, encerrar y amarrar). Hasta antes de los psicofármacos, los congresos científicos de la especialidad incluían, entre otros temas de actualización, agudos y sesudos aportes sobre formas y maneras de sujeción mecánica (reportes de nuevos nudos, innovadoras camisas de fuerza, grilletes más seguros e inviolables). Actualmente, aún no hemos podido dejar de lado totalmente el acto tremendo de amarrar a un prójimo enajenado. Ello nos obliga a investigar, a cuestionarnos incesamente al respecto y en cada procedimiento que indiquemos. De no hacerlo, Pinel y Chiarugi, decepcionados, se revolverán en sus tumbas como si estuvieran acatísicos.

Referencias

1. Stucchi S . Comunicación personal, 2008.

2. Zun LS, Downey L. Level of agitation of psychiatric patients presenting to an emergency department. Primary Psychiatry 2008; 15: 59-65.

3. Postel J, Quétel C. Historia de la Psiquiatría. FCE. México, 1993.

4. Pallanti S. Vincenzo Chiarugi, 1759-1820. Am J Psychiatry 1996; 153: 944.

lunes, 1 de diciembre de 2008

El Curso de Psiquiatría de Honorio Delgado






“Una anciana pone fin a sus días después de luchar desesperadamente con las fantasías lúbricas que ocupan continuamente su espíritu: falos innumerables y de proporciones descomunales, que cobran vida propia, como si fueran hombres, y que sugieren las expresiones más soeces.”

No solo por la tensión dramática y el fin trágico de la anciana sino por el componente sicalíptico y desmesurado, tan elegantemente expresado por Honorio, podría ser ésta la viñeta de mayor recordación de su clásico Curso de psiquiatría. (1)



Descargar Curso de Psiquiatría de Honorio Delgado en versión PDF.


En otro acápite del Curso, en el capítulo correspondiente a Anormalidades psicosexuales, Honorio Delgado abarca dentro de las perversiones sexuales a las "prácticas anticoncepcionales, tan frecuentes en nuestra época, (que) reducen la cohabitación a una especie de onanismo conyugal, invirtiendo el sentido del instinto de conservación de la especie y el del amor." A renglón seguido, Honorio reputa al esperma como "necesario para que madure el útero insuficientemente desarrollado y para que sanen algunos desórdenes nerviosos, sobre todo vegetativos, y diversas alteraciones endocrinas."

Por supuesto que no se puede sacar de contexto la frase delgadeana para comentarla o denostarla, sobre todo desde un punto de vista actual, tantos años después de la publicación del Curso. Lástima nomás que, siendo el semen tan nutritivo e incluso sanativo, a Honorio le hubiese parecido sin duda más perversa aún la apología de la seminofagia.

Accedimos al Curso en la época del pregrado de Medicina, cuando medrosos hojeamos sus amarillentas páginas sin ningún dibujito, sin un sólo gráfico o esquema que aclarase las farragosas disquisiciones. Luego, en la formación ya de la especialidad, un maestro advirtió ceñudamente que tendríamos que leerlo 50 veces antes de empezar a aprehenderlo. (¡Y Honorio diseñó su Curso pensando en el estudiante de pregrado!). Y no es que uno pretenda las cosas fáciles o regaladas, pero qué necesidad de complicar y hacer abstrusos los conceptos y constructos que podrían ser más sencillos y accesibles. Siempre se ha dicho que el Curso de psiquiatría fue muy difundido en toda Latinoamérica y libro de texto prácticamente obligatorio. Osamos plantear la interrogante: ¿Cuánto habrá indirectamente contribuído el Curso a la pobre aceptación, a la visión de la psiquiatría por tantos médicos generales como una maraña esotérica e incomprensible?, ¿cuánto a fomentar el alejamiento desde una especialidad ya de por sí cargada de estigma y tan poco grata a los que podían sentirse llamados a ella? (Se sabe que Honorio jalaba en sus exámenes hasta al 90% de los alumnos). ¿Cuánto a que muchos imberbes aprendices cerrasen frustrados las tapas del Curso año tras año quedando por consiguiente despechados ante la nueva asignatura? ¿Porqué, en fin, no se alcanza al residente de Psiquiatría o al estudiante de pregrado un libro claro y didáctico como el ya clásico de Fish (2,3) para que sirva al menos de "traducción" del Honorio...?





Por supuesto, estas son ridículas, roñosas mezquindades. Es como llegar al extremo de los que que sólo fotocopian del Curso la parte de Psicopatología y no la de Psiquiatría especial -aduciendo que esa parte está "desfasada"-, desperdiciando así los finos y elegantes análisis delgadianos contenidos en los capítulos de clínica, donde se atesoran vislumbres como la enantiotimia, la atelesis, la melancolía mitis, etc. (4) El Curso de Psiquiatría es y ha sido irremplazable en nuestra formación psiquiátrica, sin lugar a dudas. Por eso mismo nos permitimos estas confianzudas atingencias al Maestro. Nos atrevemos a tutearlo como a un viejo abuelo al que no hubiésemos conocido nunca, pero cuya ánima ronda por doquier en los rincones de la casa. Sea éste una especie de homenaje de nietos bastardos y patéticamente parricidas. Te pasaste, Honorio, qué buena esa de la viejita con semejantes falototototes.



Referencias

1. Delgado H. Curso de Psiquiatría. 3a ed. Editorial Científico Médica. Barcelona, 1963.

2. Casey P, Kelly B. Fish's Clinical Psychopathology. 3rd ed. Royal College of Psychiatrists. London, 2007.

3. http://www.gjpsy.uni-goettingen.de/gjp-book-review-manjunatha.pdf

4. Galli E. Semblanza de Honorio Delgado: Humanismo y psicopatología. Rev Med Hered 2000; 11: 130-135.


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N.B.:

Y ahora, a pedido del público, el Curso de Psiquiatría de Honorio Delgado, dado lo difícil de su hallazgo en ediciones impresas, ¡está en el ciberespacio! (Descargar desde Scribd).